Hace varias décadas que prevemos un envejecimiento de la población europea, un proceso que ha sido impulsado por la baja tasa de fertilidad y el aumento de la esperanza de vida. De hecho, las proyecciones demográficas sugieren que este envejecimiento de la población se acelerará en los próximos años, pasando de 90,5 millones de personas mayores de 65 años a principios de 2019 hasta los 129,8 millones en 2050.
Sin embargo, quizás uno de los aspectos más reseñables de los cambios previstos en la estructura demográfica de la Unión Europea sea que las personas de 85 años o más está creciendo a un ritmo más rápido que cualquier otro grupo de edad. En este sentido, el estudio prevé que entre 2019 y 2050 el número de personas de esta franja aumentará en un 113,9%, pasando de 12,5 millones en 2019 a 26,8 millones de 2050. Además, vaticina que en 2050 habrá cerca de medio millón (484.000) de personas centenarias.
En el caso de España ocurre algo similar. La baja tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida se unen, en nuestro país, a la inminente jubilación de la generación del baby-boom (nacidos entre 1957 y 1977).
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 España ha registrado un nuevo máximo de envejecimiento: un 133,5%. Es decir, en nuestro país hay 133 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16.
Tras conocer estos datos, no resulta extraño que los inversores internacionales hayan puesto el foco en el sector del living y las residencias de mayores, ya que España ha generado el caldo de cultivo perfecto para desarrollar todo el potencial de este sector.
Esto también ha llevado a un desequilibrio entre la oferta y la demanda de residencias, ya que hay cada vez más demandantes y la oferta por parte de las administraciones es muy escasa.
Ante esta creciente demanda, los fondos de inversión privados nacionales e internacionales han visto una oportunidad para crecer. De hecho, ya construyen el 83% de las 25.000 nuevas camas que hay proyectadas hasta 2025, según un estudio de la consultora inmobiliaria JLL. Esta inversión privada está llegando, mayoritariamente, de fondos de inversión internacionales.
Las socimis (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria) son otros actores a tener en cuenta en el mercado español, reuniendo hasta el 71% de la inversión total acumulada en el último año.
Entre las principales zonas geográficas donde se está llevando a cabo una mayor inversión en residencias de mayores destacan, además de Madrid y Barcelona, otras ciudades como Valencia, Granada, A Coruña, Pontevedra, Alicante o Cantabria, lugares nacionales donde ya se han firmado el 35% de las operaciones del último año.
El envejecimiento de la población, la preferencia por la independencia, la demanda de servicios personalizados, la mayor conciencia por la salud y el bienestar, y el impacto de la tecnología en la vida diaria, hacen que cada vez más seniors apuesten por este modelo de vivienda.
No se trata de residencias, sino de comunidades colaborativas y adaptadas para personas de un mismo segmento de la población con intereses y necesidades comunes.
Existen diferentes tipos de senior living dependiendo de las necesidades o grados de dependencia, pero todos ellos enfocados a personas mayores de 65 años.
Desde el punto de vista de los inversores, el senior living abre un nuevo abanico de posibilidades que antes no se contemplaba. Hoy día hay un gran sector de este grupo de edad que cuenta con una vida social y física activa y no requieren un cuidado a tiempo completo. De hecho, se estima que esta cuota va a aumentar un 10% en los próximos años.